Levi
Strauss,
el enorme fabricante de prendas, se
enfrentaba a un dilema con los dos
subcontratistas de costureros de Bangladesh,
que estaban utilizando mano de obra
infantil. Los activistas internacionales de
los derechos humanos presionaban a Levi
para que no siguiera permitiendo la
contratación de menores de edad. Pero los
investigadores de la empresa descubrieron
que, si
los niños perdían el empleo, se verían
empobrecidos y probablemente impulsados a la
prostitución. ¿Era menester
despedirlos, tomando una posición contra la
exploración infantil? ¿O conservarlos para
protegerlos de un destino peor?
La
solución creativa: ni una cosa ni la otra. Levi
Strauss decidió mantenerles el sueldo
mientras asistían a la escuela y
reincorporarlos a los catorce años, la edad
de la madurez en ese país.
Esa
innovadora respuesta ofrece un modelo de
pensamiento creativo para las
multinacionales que quieren mostrarse
responsables en lo social. Una
solución tan original exige concebir ideas
que, a primera vista, pueden parecer
demasiado radicales o arriesgadas, con el
valor de llevarlas a cabo.
(Stratfor
Sherman, ‘Levi’s : As Ye Sew,
So Shall Ye Reap’, FORTUNE,
12/05/1997).